El regreso de Juan Pablo Duarte al país
Con el propósito de preparar el regreso de Duarte se formó una comisión, encabezada por Juan Nepomuceno Ravelo, encargado de traer el Patricio de nuevo a su Patria.
A los cuatro días, el 15 de marzo, entró Duarte al Puerto de Santo Domingo, donde fue aclamado por el pueblo. Con él, traía armas y materiales de guerra que pudo conseguir en un viaje realizado a Curazao.
Su presencia ocasionó gran alegría entre sus seguidores y fue recibido por una comitiva que le rindió los honores de un jefe de Estado.
El arzobispo Tomás Portes Infante, saludó al Patricio con estas efusivas palabras: ¡Salve al Padre de la Patria!
Duarte fue proclamado General en jefe de los Ejércitos de la República, pero el Gobierno lo designó General de Brigada y Miembro de la Junta Central Gubernativa.
Empezó a trabajar en su proyecto de elaborar una Constitución, el cual dejó inconcluso, para integrarse al ejército y enfrentar a los haitianos, en la Batalla de Azua, del 19 de marzo, Durante el desarrollo de esta batalla, se iniciaron las contradicciones entre Santana y Duarte, ya que Santana, una persona muy influyente por su condición de dueño de hatos, tenía poca experiencia militar y por primera vez debía enfrentar a un ejército tan poderoso. No obstante eso, Santana venció a los haitianos en el desarrollo de esta Batalla.
A la ciudad capital llegó la noticia de que los haitianos avanzaban hacia la zona de Cibao. El día 30 de marzo en Santiago, tuvo lugar una batalla y después de largas horas de combate, los dominicanos encabezados por José María Imbert, Achille Michell, Fernando Valerio, Francisco Caba, Bartolo Mejía y José Joaquín Puello, vencieron las tropas de Haití.
Una de las razones para ganar estas batallas radica en que durante las mismas, se defendían los ideales de la Independencia.
Mientras ocurrían estos hechos, continuaron desarrollándose diferencias en el seno de Gobierno, ya que el grupo de los conservadores continuaba en sus conspiraciones de nuevos planes de protectorado.
Los Trinitarios, motivados por el temor que les ocasionaba esta situación, solicitaron que Duarte fuera nombrado General en Jefe del Ejército, así como otros cargos importantes para algunos Trinitarios.
A pesar de estas precauciones tomadas por los conservadores solicitaron la protección de Francia para defenderse de los haitianos, que nuevamente amenazaban con ocupar el país.
El día 9 de junio, Duarte, se reunió en la Fortaleza con un grupo de militares y decidió tomar el control del gobierno. Francisco del Rosario Sánchez fue nombrado Presidente y otros miembros del Gabinete fueron Pedro Alejandro Pina, Manuel María Valverde, Juan Isidro Pérez y él propio Duarte.
Ahora, la tarea de los Trinitarios estaba enfocada a descartar la influencia de Santana y luchar contra las acciones del grupo integrado por los conservadores. Esto no fue posible porque Santana tenía una gran influencia en el gobierno.
Pedro Santana, enterado del Golpe del 9 de junio, escribió a la Junta Central Gubernativa, solicitando una licencia médica para retirarse del ejército, con el pretexto de que padecía de una enfermedad.
Mientras tanto, Bobadilla, Buenaventura Báez y otros conspiradores, se comunicaban frecuentemente con Santana y realizaron una componenda para que le fuera aprobada se licencia por enfermedad.
El general Francisco del R. Sánchez fue nombrado jefe auxiliar de Santana, pero este no pudo cumplir esa misión.
Santana empezó a preparar su complot y organizó tropas compuestas por sus amigos. Se dirigió a la ciudad de Santo Domingo, con el propósito de “restablecer el orden”.
Después de estos acontecimientos, el 4 de julio, en la ciudad de Santiago, Ramón Mella, que era Comandante del Departamento del Cibao, ajeno a lo que ocurría en Azua con Santana, proclamó a Juan Pablo Duarte, Presidente de la República.
Duarte decía que sólo aceptaría ese cargo si lo elegían en elecciones democráticas, en las que participaran todos los pueblos.
Mientras tanto, Santana se aproximaba a la ciudad capital con un ejército compuesto por más de dos mil soldados.
El cónsul francés amenazó a los miembros de la Junta con intervenir, si estos enfrentaban militarmente a Santana. Algunos militares fueron presionados y el Coronel Joaquín Puello, Jefe de la Plaza le negó el apoyo a los Trinitarios.
Después de la entrada de Santana con sus tropas, reunió a sus partidarios. El Coronel Antonio Abad Alfau arengó a los militares, los cuales recibieron al militar bajo el grito: ¡Abajo la Junta! ¡Viva el General Santana!
El 15 de julio, Santana se reunió con los miembros de la Junta de Gobierno para plantear sus propósitos. Francisco del R. Sánchez se negó a colaborar y Santana en venganza ordenó el apresamiento de Sánchez.
El 22 de agosto de 1844, en un documento redactado por Tomás Bobadilla y Caminero, la Junta presidida por Santana, declaró entre otras cosas: “castigar a todos los autores de la sedición, a cuya cabeza figura el General Juna Pablo Duarte (…) Declara que los generales de Brigada Duarte, R. Mella, Fco. del Rosario Sánchez, los comandantes Pedro Alejandro Pina, Gregorio del Valle, el Capitán J. J. Illas y el señor Juan Isidro Pérez… Han sido traidores e infieles a la Patria y como tales indignos de los empleos y cargos que ejercían, de los que quedaban depuestos y destituidos desde este día”.
Los primeros deportados por Santana, fueron: Ramón M. Mella, Pedro Alejandrino Pina y J. J. Illas, un poeta venezolano, amigo de Duarte.
Juan Pablo Duarte fue apresado en la ciudad de Puerto Plata, en la casa del señor Pedro Dubocq. Junto a él se encontraban Juan Evangelista Jiménez y otros compañeros. El día 2 de septiembre en un barco capitaneado por Juan Bautista Cambiaso. Al llegar a la capital, el Patricio fue encerrado en La Torre del Homenaje. (Antes Fortaleza Ozama).
Esto nos demuestra el maltrato y las humillaciones que tuvo que soportar Duarte; este era el pago que recibía, después de haber luchado tanto por la causa emancipadora.
Sus sacrificios nos muestran cada vez más el gran amor que le tenía a su tierra natal.
Antes este hecho, Don Emiliano Tejera comentó estas palabras: “Cinco meses antes eran libertadores de la Patria; aún no hacia veinte días un puñado de patriotas y ahora, sin haber faltado a ley alguna, enemigos de la nacionalidad, reos de lesa nación, criminales dignos de muerte”.
A pesar de las acusaciones de Pedro Santana, los Trinitarios continuaron en el corazón del pueblo y hoy considerados Juan Pablo Duarte, Ramón Mella y Francisco del Rosario, como los Padres de la Patria. Sus restos descansan en el Mausoleo ubicado en el Parque independencia.
Bajo el control del gobierno de Pedro Santana se aprobó la primera Constitución Dominicana, el 6 de noviembre de 1844.
Este gobernante hizo uso de su autoridad, abusando de la misma, y le introdujo el articulo 210 a la Constitución, que le daba poderes para violar los derechos humanos y dejaba sin efecto las limitaciones que el Congreso había establecido a los gobernantes dominicanos, al mismo tiempo que le concedía autoridad para decretar que en el país existía un estado de emergencia.
Apoyado en este famoso artículo, dispuso crímenes que afectaron mucho a la sociedad dominicana como los de María Trinidad Sánchez, tía de Francisco del Rosario Sánchez, de José Joaquín Puello, Secretario de Interior y de Antonio Duvergé.
Más tarde, ordenó fusilar en San Juan De la Maguana a Francisco Del Rosario, por su apoyo a las campañas en contra de la Anexión.
Santana se convirtió en un caudillo nacional. Un caudillo, es el que manda. Es un jefe político seguido por los grupos, a cambio de favores recibidos. El caudillo tiene un control sobre las masas en beneficio de sus intereses personales.
Durante largos años, Pedro Santana y Buenaventura Báez, se alternaron en la Presidencia de la República. Este último también se convirtió en un Caudillo Nacional.
Ambos caudillos dirigieron los destinos del país durante todo el período llamado: Primera República.
Se conoce con el nombre de Primera República, el período que va desde la Proclamación de la República Dominicana, el 27 de Febrero de 1844, hasta la Anexión a España, iniciada en el año 1861.
MUY BUENO. ME GUSTARÍA TENER PRÁCTICAS DE PERSPECTIVA. GRACIAS
Muchas gracias
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