Orquesta Sinfónica Nacional

Orquesta Sinfónica Nacional

 ANTECEDENTES

Los antecedentes de la Orquesta Sinfónica Nacional se remontan a principios de siglo, específicamente a noviembre de 1904. Es en dicho año que se funda el Octeto del Casino de la Juventud bajo la dirección del Maestro José de Jesús Ravelo. Meses después, el Octeto se convierte en una pequeña orquesta conservando su nombre original.

En junio de 1932, la agrupación artística se convierte en la Sociedad de Conciertos bajo el patrocinio del Ateneo Dominicano. En este mismo año se funda la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo.

Engrosan la recién creada Sinfónica músicos de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos, de la Banda de Música del Ejército y de la Banda Municipal.

La Sinfonía tiene sus oficinas en la primera planta del Palacio de Bellas Artes sito en la Av. Independencia, Esq. Máximo Gómez.

HISTORIA

En el año de 1941 se transforma la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo en Orquesta Sinfónica Nacional, siendo el maestro Enrique Casal Chapí, su primer director.

Al momento de su fundación, la Orquesta Sinfónica Nacional estuvo integrada por profesores dominicanos y tres españoles. A través del tiempo, la Orquesta se ha nutrido de músicos de las más diversas nacionalidades, alcanzando actualmente uno de sus más altos niveles artísticos.

Vale mencionar que el repertorio de la Orquesta Sinfónica Nacional no solamente incluye obras tradicionales de los períodos barroco, clásico, romántico y moderno, sino también impactantes obras contemporáneas y estrenos mundiales, sin olvidar la producción de los compositores dominicanos más sobresalientes.

Según Bernarda Jorge en su libro «La Música Dominicana Siglo XIX-XX» cito:

La oficialización de que fueron objeto en los inicios de los años cuarenta, permite a las instituciones musicales docentes y artísticas, enrumbarse hacia la profesionalización. El adelanto, a partir de entonces, se corresponde con el auge económico enmarcado en el modelo de desarrollo trujillista. En ese momento se incorporan a las manifestaciones artísticas capas y sectores sociales hasta entonces marginados. No obstante, continuó sin superarse el elitismo

en el cultivo y goce de la música como la dependencia a patrones artísticos de creación y ejecución europeos y extranjeros en general.

La Sinfónica Nacional se benefició del conflicto bélico de Europa. La Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial dispersaron hacia América un contingente de instrumentistas, maestros y directores de orquesta. Muchos llegaron a Santo Domingo, permaneciendo unos más, otros menor tiempo, pero todos matizaron con su pericia y profesionalismo, las incipientes instituciones de música. La Sinfónica fue puesta bajo la dirección del Maestro Enrique Casal Chapí, cuya labor, como veremos más adelante, marcó un hito en el desarrollo musical de esos años.

El Liceo Musical, que dirigía el Maestro José de Jesús Ravelo, pasó a convertirse el 13 de abril de 1942 en Conservatorio Nacional de Música y Declamación. Su primer director fue el alemán Edward Fendler. A los dos años de fundado, el Conservatorio tenía una matrícula de 441 alumnos. Se enseñaba ejecución instrumental (cuerdas, viento, piano y percusión), solfeo y teoría, armonía, composición, contrapunto, fuga y forma.

Además, música de cámara, lectura a primera vista, acompañamiento, conjunto orquestal, canto coral, historia de la música, fraseo o interpretación. Durante los 20 meses que permaneció al frente del Conservatorio, Fendler impuso un programa de audiciones a
profesores y alumnos, imprimiendo un cambio notable a lo que hasta entonces había sido la
enseñanza de la música en el país.

Se crearon escuelas y academias en diferentes localidades: Enriquillo, Neiba, La Descubierta, Jimaní, El Cercado, Hondo Valle, Elías Piña, Bánica, Dajabón, Restauración y Loma de Cabrera. Además, el Liceo Pablo Claudio en San Cristóbal (1939) y la Escuela Elemental de Música (1947) en Santo Domingo. Otros hechos importantes fueron: subvenciones a ‘las academias de música particulares; donativos a los conjuntos instrumentales oficiales y privados; concursos de -composición; reorganización de las bandas de música militares y municipales; becas para estudios en el extranjero; condecoraciones y homenajes a músicos; edición de revistas y libros musicales; «albergue» a músicos extranjeros; red de radiodifusoras oficiales y privadas; el auditórium del Palacio de del Partido Dominicano y el Palacio de Comunicaciones; la reorganización de las clases de canto coreado en las escuelas  normales».

y sigue diciendo: «Con las instituciones creadas, las actividades musicales lograron diversificarse y ampliarse. Por otra parte, mejoró la condición del músico en relación a épocas pasadas.

Sin embargo, para vivir de manera holgada tuvo que desempeñar dos y tres empleos al mismo tiempo. Los instrumentistas de la Sinfónica en su mayoría trabajan en bandas militares y en orquestas de música ligera y de baile. Los maestros de las academias, o el Conservatorio, tenían alumnos particulares y alguna de que otra clase de canto coral en los liceos y escuelas primarias, generalmente.

Por encima del innegable desarrollo económico de tipo capitalista que vivió nuestra sociedad en ese período, profesiones como la musical no lograron convertirse en lucrativas como tampoco alcanzar un elevado nivel de vida. Por razones obvias, los ideólogos del trujillato eran incapaces de vislumbrar las medidas que debían de adoptarse para que el empuje inicial creciera.
No bastaban academias y orquestas. Había que irradiar la educación musical a toda la sociedad para elevar su nivel cultural y lograr una efectiva demanda de música. Por lo demás, en regímenes como el trujillista, el arte deviene esencialmente como elemento decorativo y propagandístico.

Dice además: » La ausencia de libertades y la coacción al pensamiento, aislaron al literato y al artista, desfasando su producción. Para unos, el camino fue la evasión a través de una obra de corte vernácula o universitaria. Para otros, la entrega, el conformismo y la colaboración incondicional. El universalismo como postulado estético no solo afectó a la música.

El sometimiento del compositor se expresó en una obra ajena a la realidad del momento; escudada, repetimos, tras la anécdota folklórica o un pretendido universalismo»

La claudicación Ante Trujillo cundió en todas las esferas. No hubo términos medios, salvo honrosas excepciones, en la entrega al dictador. Desde la dedicatoria de un vals, merengue, danza o sinfonía hasta la organización sistemática de acto homenajes que reforzaban el sistema como el culto al «Jefe».

 La historiografía musical como toda la producción histórica durante la Era, cumplió su cometido de alabanza. Se afanó por demostrar que el desarrollo de la música a partir de la década del cuarenta fue producto de la política de Trujillo. Como toda la historiografía burguesa, exaltó los valores hispánicos, manteniendo las mistificaciones de personajes y situación históricas”.

 DIRECCIÓN HISTÓRICA

El primer Director de la Orquesta Sinfónica Nacional fue Enrique Casal Chapí (1941,1945), siendo Subdirector el dominicano Enrique Mejía Arredondo. Posteriormente han sido sus directores musicales: Abel Eisenberg (1946,1951); Roberto Caggiano (1951,1959); Manuel Simó (1959,1980); Jacinto Gimbernad (1980,1984); Carlos Piantini (1984,1994); y Rafael Villanueva quien tuvo a su cargo la dirección musical hasta su fallecimiento en diciembre de 1995. Ocupó desde entonces dicha posición el Maestro Julio De Windt, quien fuera por más de veinte años primero Subdirector y luego Director Asociado. También fue Director Asociado el Maestro Fernando Geraldes. En los últimos años, la Orquesta Sinfónica Nacional ha trabajado con los maestros dominicanos CarlosPiantini (Director Titular 2002-2006), Dante Cucurrullo (Director Asistentes desde 2002) y José Antonio Molina (Enlace externo), (Director Principal Invitado desde 2007). Desde 2007 el maestro ecuatoriano Álvaro Manzano es el Director Titular de la orquesta.

 Conforme a las normas profesionales de administración financiera más estrictas según el último ejercicio fiscal, el 60% de los ingresos de SINFONÍA fue generado por el fondo patrimonial. La solidez del fondo permite que todos los aportes provenientes del sector público se destinen exclusivamente a salarios de los miembros de la OSN. SINFONÍA paga todos los gastos que suponen mantener una orquesta viva y en constante actividad, además de suplementar a través de gratificaciones mensuales, bonos extraordinarios y regalía pascual los salarios de los profesores de la OSN.

 

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