HISTORIA DEL COLOR
Los colorantes y pigmentos utilizados en la antigüedad eran naturales, provenientes del reino animal, vegetal y mineral. Se encuentran en estado libre en la naturaleza, formando generalmente parte del suelo (tierras acres, sienas, pardos, entre otros); para su utilización, sólo era necesario recogerlos, seleccionarlos, lavarlos y molerlos. En Roma se obtenía el color púrpura de la glándula de una pequeña babosa, y este color era asociado con la realeza; fue un color muy apreciado. El color verde se obtenía al pulverizar una piedra preciosa llamada malaquita; el ultramarino de pulverizar otra preciosa gema, lapislázuli. Cuando los conquistadores españoles descubrieron a los incas y a los mayas, se dieron cuenta que los indios utilizaban un color rojo carmín que lo extraían de un pequeño insecto.
Los conquistadores llevaron el color a Europa y desarrollaron una gama del mismo. La era moderna del color empezó en 1858 cuando un médico inglés inventó un color rojo-azul (morado) al experimentar con un alquitrán de carbón y tratar de obtener quinina. Este fue el primer color sintético y se convirtió en la moda del período Victoriano inglés.
TEORIA DEL COLOR
La búsqueda de una teoría para explicar el color se remonta a los filósofos griegos en el siglo IV. Isaac Newton descubrió en 1666 el primer diagrama del color; a partir de este descubrimiento, artistas y científicos han estudiado y aportado datos a la teoría del color: M. Chevreul (1879), W. Van Bezold (1876), A.H. Munsell (1905), W. Ostwaid (1931), P. Moon y D. E. Spencer (1944), Rudolf Arnheim (1954), entre otros. El color es el elemento más excitante de la vida, el arte y la decoración. En la antigüedad al color se le atribuía un poder mágico capaz de influir en acontecimientos de la vida cotidiana; por ejemplo al embadurnar un cadáver con pintura roja implicaba una vida más allá del entierro. El color era utilizado para protegerles de los poderes espirituales, tan reales como la misma naturaleza.
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