Desde el instinto de conservación, que en los primitivos períodos del hombre fuera causa de serios trastornos sociales, hasta la adopción de todo medio que engendre belleza, como elemento de moralidad y de bienestar, el hombre ha transformado su vida natural y ruda en placentera y feliz.
y al hablar de belleza en el sentido de su influencia civilizadora, pensamos en las artes. Por su intermedio el hombre adquiere la sutil posibilidad de comprender el sentido emotivo de la vida. La naturaleza le ha provisto de vista y oído, para percibir la luz, el color, el sonido. Adquirir la facultad de graduar la belleza a través de la vista y del oído, de entender los estratos de valoración estética, es elevarse en el más amplio sentido de la cultura.
La misión de la escuela, en este aporte, es trascendental. Así lo han entendido los más precIaros pedagogos de la historia y podemos comprobar cómo desde la antigüedad se ha dado importancia a las artes y especialmente a la música en la educación.
Porque la música, como ninguna otra. ejerce inmediata influencia en la psiquis emocional del ser humano. Además, es -el arte que nos rodea, que nos intercepta constantemente. Música en la radio, en el cine, en la iglesia, en la fiesta, etc. Casi podríamos decir que es imposible liberamos de su contacto.
Por esta poderosa razón debe incluirse a la música en los planes de estudio de todos los ciclos escolares.
Y es el canto coral tal vez, la única experiencia activa de la música escolar.
La práctica coral permite la intervención activa del educando, afianza el sentimiento de fraternidad y el espíritu de colaboración, equilibra los esfuerzos. da belleza al alma, infunde optimismo a quien lo practica.
El educando percibe a través de su intervención en el coro, la influencia poderosa de la música.
Pero toda educación estética se desarrollará en un campo de absoluta pureza y sinceridad, cultivando una sensibilidad sin exageraciones malsanas.
Educar a la juventud, como dijera el filósofo Ravaisson «in himnis et canticas», es robustecerla en el alto concepto de la belleza.
Una tarea de depuración del buen gusto estético, puede sanear el sentido moral de la sociedad.
Por eso, la escuela tiene el deber de orientar las inquietudes juveniles en este campo, evitando un camino equívoco, dando el verdadero sentido de la belleza pura. que es perfección y por eso, meta de toda aspiración humana de felicidad.